Fragmento Cuatro

—¿Me echarás de menos, Dana? —me preguntó, sujetando mi cara entre sus manos.

—No —mentí con resentimiento.

Lejos de ofenderle, mi pequeña rabieta pareció divertirle, y apoyó sus labios con fuerza sobre mi frente.

—No más que yo a ti —respondió, como si hubiera dicho lo contrario.

—¿Y ya está? —me quejé al ver que se iba.

—¿Te marchas por varios días despidiéndote de esa forma tan fría? Lo menos que puedes hacer es darme un beso como Dios manda.

—Como Dios manda no me gusta. En cambio, como corresponde, ya lo he hecho de la manera que un hombre interesado debe besar a una joven soltera —se volvió a aproximar a mí y añadió—. Hasta que no te decidas, Dana, pienso respetar tu cuerpo.

Me estampó otro beso en la frente y se alejó, satisfecho con su hazaña.

—Eres odioso, lo sabes ¿verdad?

<< Fragmento Tres

Si has leído los cuatro fragmentos, ya que has llegado hasta aquí te animo a que leas las opiniones sobre El Arcángel de Luz que aparecen en la sección de reseñas.

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