María Martínez

Reseña de El Arcángel de Luz de María Martínez, escritora de El Encanto del Cuervo y la trilogía Almas Oscuras.

El bien y el mal, sólo son conceptos, aunque algunos se empeñen en dotarlos de forma como si de entes físicos se trataran. Ambos habitan en igual medida dentro de cada ser que habita el mundo, sin importar su naturaleza terrenal o divina. Dos mitades juntas, imposibles de separar, nos hacen capaces de las mayores reservas de bondad y amor, y nos arrastran hasta las profundidades de la depravación y el egoísmo.

Que te hace bueno a los ojos de los demás o que te hace malo, depende del valor que le otorguen a esas palabras aquellos que nos juzgan. El maligno puede poseer un alma pura y aquel que presume de proteger la luz, causar el mayor de los sufrimientos. Esas conclusiones son una parte de todo lo que he aprendido al leer Arcángel de Luz y es mi particular sinopsis de esta maravillosa historia.

Al leerla, he reído a carcajadas y también he sufrido. Me he enamorado y también he sentido en mi piel toda clase de emociones, desde el más profundo enfado, al más sincero amor, pasando por la inseguridad, el miedo, la pasión…

Está escrita en un lenguaje sencillo, a la vez que rico y expresivo. Descripciones muy visuales y nada sobrecargadas, que consiguen sumergirte en los escenarios como si contemplaras la imagen en la pantalla de un televisor.

Dana, el personaje principal, me sorprende desde un principio. Es una mujer fuerte, inteligente con sentido del humor, aunque en ocasiones demasiado mordaz, tanto como para sacar de quicio a los que la rodean; autosuficiente, capaz de asumir riesgos si cree estar convencida de que hace lo correcto. Pero a la vez sorprende lo invisible que es hacia sí misma, la poca conciencia que tiene de cómo es en realidad. La escena en la que contempla la belleza de su propio retrato sin reconocerse en el, así lo demuestra.

El personaje masculino me enamora desde el principio, puede que se deba a esa debilidad que tengo por los hombres misteriosos, que esconden un lado tierno bajo capas y capas de arrogancia, suficiencia y mal carácter. Hombres físicamente fuertes y hermosos, como Abel, el personaje que pone patas arriba el mundo de Dana.

La habilidad con la que la autora cambia de escenas a lo largo de la trama, es increíble. La historia avanza y los días se suceden con una naturalidad y un interés que no decae página tras página, al contrario, crece cada vez más, gracias a los diálogos rápidos, imaginativos, cargados de sentimientos y a un sinfín de situaciones que te van enganchando, mostrándote pinceladas de lo que vendrá a continuación, pero sin desvelar de modo evidente el desenlace.

La relación entre Dana y Abel, es intensa desde el principio, disfrutas viendo como empieza, con esa innegable animadversión que sufren el uno por el otro, como llega ese primer beso que te provoca taquicardias, la frustración del rechazo, los sentimientos explosivos cuando se entregan sin reservas, hasta acabar reconociendo que el amor que sienten el uno por el otro es el más puro y sincero.

Y todo esto dentro de una historia atractiva y muy interesante, cargada de magia, de seres sobrenaturales, con secretos del pasado que pesan peligrosamente en el futuro. Dos bandos enfrentados desde el principio de los tiempos y que nunca terminas de decidir cual es el bueno y cual el malo. La última parte apenas si te da tiempo a respirar, los secretos se suceden y destapan dejándote con la boca abierta. El destino escrito de Dana, es emocionante, a la vez que contradictorio. Pero qué no harías por aquel a quien amas más que a nada, aunque fuese el mismísimo…

Si queréis saberlo, ya sabéis que toca.

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