Fragmento Dos

—¡Dana, mira quién está ahí! —dijo Iñigo alterado.

Miré en su dirección y me quedé absolutamente perpleja. ¡Era él!, y también estaba en la fiesta. Abel Rumsfeld paseaba entretenido curioseando por la exposición como una sombra solitaria y oscura. Su porte elegante y su alta estatura llamaban la atención sobre el resto de señores vestidos de etiqueta. Muy a mi pesar, debía admitir que, a él, el traje negro no le convertía en un estúpido pingüino más. Un pingüino regio, quizás, pero no estúpido ni corriente. Un instante después también se dio cuenta de que estábamos allí y recuperó su sonrisa maliciosa. Le observamos avanzar en nuestra dirección, totalmente embobados. Iñigo, porque aquel tipo era el dueño del coche de sus sueños y yo, la verdad, lo ignoro. El caso es que seguíamos en el mismo estado cuando le tuvimos delante.

—¡Qué casualidad! —expresó con un deje de retintín.

—¿Qué narices haces aquí? —reaccioné al fin.

Iñigo puso distancias de por medio, huyendo del conflicto.

<< Fragmento Uno                                                                       >> Fragmento Tres

Si te interesa leer gratis, puedes descargar los dos primeros capítulos de El Arcángel de Luz en PDF desde http://www.elarcangeldeluz.com, quién sabe, quizás hasta te sorprende.

Un pensamiento sobre “Fragmento Dos”

Deja un comentario

Creando Historias

A %d blogueros les gusta esto:
Visit Us On FacebookVisit Us On TwitterVisit Us On Pinterest